"Los fieles (…) tienen derecho y a veces incluso el deber, en razón de su propio conocimiento, competencia y prestigio, de manifestar a los Pastores sagrados su opinión sobre aquello que pertenece al bien de la Iglesia y de manifestar a los demás fieles" (Código de Derecho Canónigo Can. 212 § 2-3)

"Sin embargo, la comunicación en el interior de la comunidad eclesial como la de la Iglesia con el mundo demandan transparencia (…) para promover en la comunidad cristiana una opinión pública rectamente informada y capaz de discernimiento.” (S.S. Juan Pablo II, Carta Apóstólica "El rápido desarrollo"24.1.05 n.12 )

La venganza de los hombres contra Dios Vida

“Porque no hay nada oculto que no llegue a ser conocido” (Mc.4,22)

Del testimonio rendido bajo protesta de decir verdad de Alessia Zimei ante el Tribunal Eclesiástico:

“Testigo: Y luego, otro de sus amigos le llamó a mi hermano mayor, se llama Paolo Giuliani y trabaja con un notario allá en L’Aquila, es un amigo íntimo, también él pertenece a la Orden de Caballeros del Santo Sepulcro, y le dijo a mi hermano Francesco “dile a tu hermana que debe escribir algo, pero algo que sea útil, porque están intentando finalmente pegarle al Padre Andrea y esto es lo que ella puede decir...”

¿Por qué intentaban “pegarle” al Padre Andrea D’Ascanio?

Todo comenzó el 28 de diciembre de 1991, con la inauguración del monumento a María Madre de los Niños no Nacidos en el cementerio de L’Aquila (Italia).

La inauguración del monumento, a dos años del inicio de la sepultura de los restos de los niños asesinados por la práctica del aborto, es el último acto de un trabajo paciente de investigaciones jurídicas, de contactos con personalidades eclesiásticas, políticas y, sobre todo, de tanta oración que llevó a cabo la Armada Blanca, un movimiento eclesiástico fundado en 1973 por el padre capuchino Andrea D’Ascanio (www.armatabianca.org).

En la ceremonia participaron periodistas y operadores de TV de toda Italia, quienes asistieron atraídos por esta iniciativa que rompía con el ya descontado habito de desechar los “restos abortivos” en los drenajes, baños, contenedores de basura...o, en su caso, de emplearlos como materia prima para elaborar cosméticos.

Este primer entierro efectuado en L’Aquila tuvo resonancia mundial y desencadeno absurdas reacciones por parte de los medios masivos de comunicación y del mundo político, sobre todo en el área feminista y abortista.

¿Por qué? Porque con la sepultura se demuestra que el aborto es un homicidio.

Ante la evidencia que aporta un pequeño ataúd, se destruye la afirmación hipócrita de que un niño abortado no tiene VIDA.

Ese pequeño ataúd le grita “non licet!” (“¡no es legal!”) a todos los padres, médicos, personal sanitario, políticos, legisladores, periodistas... quienes se obstinan en decir que el homicidio, el delito por excelencia, es una acción civil, benéfica y democrática que a veces se vuelve legítima, si no es que incluso obligatoria. China da la muestra.

Tanta publicidad gratuita de los periódicos ayuda a la Armada Blanca a dar conocer y, por lo tanto, a difundir esta iniciativa. En diversos cementerios de Italia y de otros países se comenzó a sepultar los restos de los niños asesinados por la práctica del aborto o de aquellos que nacieron muertos. Todo esto en un ambiente de gran polémica.

En tal clima incandescente, un “amigo” le sugiere al Padre Andrea D’Ascanio que ponga fin a esta batalla ideológica”, porque podría acarrearle graves cosas.

- “¿De qué muerte me harían morir?”, preguntó casi bromeando el Padre Andrea.

- “¿De la peor?”, le respondió su interlocutor, “de la muerte moral: serás destruido como hombre y como sacerdote”.

La cosa parece poco probable porque, para hacerle daño al Padre Andrea en el campo eclesiástico, habrían tenido que intervenir los más altos jerarcas religiosos, pero el Arzobispo Mario Peressin sostenía todas sus iniciativas y el Papa Juan Pablo II lo quiere y estima al punto que le otorgo una audiencia especial a 10,000 niños de la Armada Blanca, la primera audiencia de la historia, con estas dimensiones, que se otorgaba exclusivamente a pequeñines.

La persona que le había hecho esta advertencia, no bromeaba y no llevaba prisa: tras varios años, el 6 de junio de 1998, Mons. Mario Peressin termina su mandato por haber alcanzado la edad máxima permitida en el cargo y le sucede Mons. Giuseppe Molinari, que había estado como adjunto ya desde marzo de 1996, con el carácter de coadjutor con derecho a la sucesión.

Este jerarca, a los tres días de su nombramiento oficial, convocó a la curia al Padre Andrea D’Ascanio y le comunicó que ante la Congregación para la Doctrina de la Fe se había iniciado un proceso en su contra.

Dicho proceso comenzó en 1998 pero, visto que la sentencia tardaba en salir y que todo parecía indicar que sería absolutoria, entonces los mismos acusadores, en noviembre de 1999, promovieron otro proceso por la vía penal, multiplicando y acrecentando los cargos.

Los medios masivos de comunicación son quienes confirman que la motivación principal que subyace a estos procesos es la sepultura de los niños no nacidos: en todos los artículos de los periódicos y noticieros de televisión se muestra la foto del monumento a María Madre de los Niños no Nacidos ubicado en el cementerio de L’Aquila, con la clara intención de recordar que aquel Padre Andrea D’Ascanio y su Armada, que cometen los delitos indicados en los artículos, son los mismos que llevaron a cabo el “delito” se sepultar a los niños muertos por la práctica del aborto.

Para subrayar la afirmación anterior, fue el propio Arzobispo de L’Aquila, Giuseppe Molinari, quien declaró lo siguiente en televisión:

Entrevistador: “En su corazón ¿estaba preocupado por... por esta asociación, por la actividad que desarrollaba en el pasado? – Mon.Molinari: “Sí, esto...lo... si uno se bate en favor de la vida y si luego con su vida no demuestra concretamente que ama y promueve la vida, la libertad de todos...bueno, pues resulta incongruente”. (en el Noticiero del 20.05.2000).

Pero la verdad se impone:

  1. Primer proceso eclesiástico (1998-2002). Absolución para el padre Andrea D’Ascanio y condena en contra de Mons. Giuseppe Molinari.

  2. Primer proceso penal (1999-2003). El padre Andrea fue absuelto de todas las acusaciones, con excepción de una, misma que se apela, porque el hecho no subsiste.

  3. Proceso penal de apelación (2003-2006). El padre Andrea D’Ascanio es absuelto porque el hecho no subsiste.

  4. Proceso civil de la Curia Arzobispal contra el padre Andrea y la Armada Blanca sobre el contrato de uso del inmueble de la sede de la Armada Blanca (2000-2004). El padre Andrea D’Ascanio es absuelto y el contrato de comodato bajo el cual se le entregò el inmueble que ocupa la Armada Blanca es reconocido con pleno valor y se declara en el mismo proceso que los testimonios ofrecidos por el Arz. Mons. Giuseppe Molinari eran “falsos y carentes de toda credibilidad”.

  5. Segundo proceso –farsa eclesiástico (2002-2005). El padre Andrea D’Ascanio es condenado sin ser escuchado y negándole su legìtimo derecho de apelar.

Resulta desconcertante que hayan sido precisamente los hombre de la Iglesia quienes se obstinen en condenar a un sacerdote culpable sòlo de haber dado testimonio de los valores esenciales de la Santa Madre Iglesia con gran fortaleza y congruencia, a la cual èl realmente ama.

Esto es lo que miles y miles de persona han podido atestiguar, todas aquellas personas que encontraron al Padre Andrea en los países en los que efectuó misiones, desde la lejana Rusia hasta todas las Americas.

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El Papa Paulo VI dijo el 29 de junio de 1972: “El humo de Satanás ha entrado en la Iglesia”.

El Cardenal Ratzinger, durante el Via Crucis de 2004, escribió: “Señor, a menudo tu Iglesia nos parece un barco que está por hundirse, un barco que hace agua por todas partes. Incluso en tu sembradío de trigo vemos más cizaña que trigo. Nos causa horror el vestido y la cara tan sucias de tu Iglesia. ¡Pero si somos nosotros mismos quienes la ensuciamos! ¡Somos nosotros mismos quienes te traicionamos! (...) y mientras tanto, Satanás ríe de nosotros”.

El Padre Gabriel Amorth, exorcista de fama internacional, en la entrevista que le concedió a Marco Tosatti y que se publicó en “Memorias de un exorcista” declara: “Sí, también en el Vaticano hay miembros de sectas satánicas...¡hay sacerdotes, monseñores e incluso cardenales! Esto lo sé de personas que me lo han podido referir por constarles directamente. Y es una cosa “confesada” por el demonio mismo durante la obediencia que efectúa en los exorcismos...El Papa está informado de esto y hace lo que puede. Es una cosa atemorizante.